Después del gran desayuno de ayer, bajamos a repetir pero no llegamos, así que tenemos que ir al 7-11 que hay junto a la residencia y comprarnos cuatro cosas. A las 19:00 sale el avión a Chicago, así que tenemos un buen rato para despedirnos de Boston.
Lo que costó encontrarla |
Yo tenía un encargo por cumplir: comprarle a mi hermano la camiseta de los Celtics con el 33 de Larry Bird. Pensábamos que comprar la camiseta de los Celtics en Boston nos llevaría diez minutos, pero nada más lejos de la realidad. Miramos en un montón de tiendas de deporte, grandes almacenes, tiendas de segunda mano, carnicerías, ferreterías... Y no hubo manera, así que decidimos ir al TD Garden, que es el estadio donde juega el equipo y comprarla en la tienda oficial. Finalmente la encontramos, aunque sólo tienen los números de los jugadores actuales, y le acabo cogiendo la de O'Neal, que también es un clásico. Es curioso el tema de los deportes en Estados Unidos, cada deporte tiene unos meses determinados, de manera que siempre hay alguno en activo (en verano es el baseball), y como entonces no tocaba baloncesto, el merchandising está oculto.
Durante la búsqueda de la camiseta, hablo con teléfono con Isis (mi novia), que se incorporará al viaje el día 15, y me dice que todavía no se ha hecho la ESTA (un documento oficial imprescindible para viajar a Estados Unidos), y le digo que se dé prisa porque debe estar hecha antes de 72 horas antes del viaje.
Más de 1.000 km separan Boston de Chicago |
Entre unas cosas y otras, llega la hora de comer y vamos a la residencia a recoger las cosas y hacernos unos bocadillos. El aeropuerto de Logan está bien comunicado con el centro de Boston y con un metro y un autobús se llega en poco tiempo, además no es muy grande y es muy fácil situarse en él. Nos dicen que hay retraso por algún problema meteorológico en Chicago, pero hacia las 20:00 salimos. A pesar de mi poco amor a los aviones, disfruto mucho del vuelo mirando por la ventana y viendo los grandes lagos y montañas, aunque de vez en cuando se ven relámpagos poco tranquilizadores. El vuelo dura hora y media, más o menos, y al llegar ya es de noche en Chicago. El aeropuerto de O'Hare está más apartado de la ciudad que el de Boston, pero igualmente bien comunicado. Desde allí hasta la parada de Monroe, había casi una hora de trayecto.
El albergue está en pleno centro del Loop, que es la zona más céntrica de la ciudad. El nombre le viene porque está rodeada por las vías del tranvía elevadas, que hacen la forma de un círculo. De todas maneras, en aquel momento no pudimos ver mucho de la ciudad porque estaba de noche. El albergue en el que nos alojábamos era, sin duda, el mejor de todos los que habíamos visto hasta entonces (y quizás de todo el viaje). Era muy grande, estaba muy limpio, el desayuno estaba muy bien, tenía cocina para uso particular, internet, billar, televisiones, consolas... Además, aunque en la habitación teníamos un cuarto inquilino (un japonés al que apodamos Tomoko), había una sala privada con unos sofás, una cocina y baño. Íbamos a pasar allí cuatro noches, así que era una gran noticia saber que el alojamiento estaba tan bien.
"hablo con teléfono con Isis (mi novia), que se incorporará al viaje el día 15, y me dice que todavía no se ha hecho la ESTA (un documento oficial imprescindible para viajar a Estados Unidos), y le digo que se dé prisa porque debe estar hecha antes de 72 horas antes del viaje." jejeje, introduciendo poco a poco el terro psicológico en la trama.
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