23 jun 2012

Día 15: Chicago - Los Ángeles

Y así, sin darnos casi ni cuenta, llegamos al ecuador de nuestro viaje. Después de tres días en Chicago, hoy nos despedíamos de una ciudad que no nos había dejado indiferentes. Empezamos el día tranquilamente, desayunando y haciendo la colada, para llegar con todo limpio a nuestro próximo destino. Durante nuestra última mañana en Illinois, nos acercamos al estadio de los Chicago Bulls con la intención de comprarme una camiseta de Michael Jordan, pero al llegar vimos que estaba cerrado, así que no pudo ser. De todas maneras, volvimos hasta el Loop y dimos una última vuelta por los alrededores del albergue antes de volver a por nuestras cosas y comer algo en el comedor.
Bye bye Chicago, un placer haberte andando

A continuación, cogimos el metro en la parada de La Salle y vamos hasta el aeropuerto de O'Hare en la línea azul de metro. Teníamos que coger un vuelo a Los Ángeles, donde empezaba la segunda parte de nuestro viaje. Allí nos íbamos a encontrar con Miriam, Eva e Isis, nuestras respectivas novias que venían desde Barcelona con escala en Miami, con la intención de pasar la segunda quincena del mes recorriendo en furgoneta la costa oeste. El vuelo duró unas 5 horas, pero por temas de cambio horario, salimos a las 18:00 hora de Chicago, y llegamos a LAX a las 20:30.

Nada más poner el pie en California, notamos que algo había cambiado. Aunque seguimos en el mismo país, las diferencias entre los estados de Nueva Inglaterra y la excéntrica California son muy evidentes en todos los sentidos, pero ya iré analizándolas en posteriores entradas. De primeras, vimos cómo el castellano está todavía más presente, y mucha gente te mantiene sin problemas una conversación en nuestro idioma. Hasta que llegaran las chicas, teníamos un par de horas de espera, así que aprovechamos el tiempo y fuimos a recoger la furgoneta que habíamos alquilado. Continuamente salen autobuses del aeropuerto que te llevan a un polígono donde se sitúan las compañías de alquiler de vehículos, así que esperamos a que pasara el de Dollar y en pocos minutos ya estábamos montados en una Dodge Caravan blanca de siete plazas a la que le esperaban más de 4.000 km con nosotros. Desde España nos habían recomendado que nos hiciéramos el carné de conducir internacional, que se hace en Tráfico y cuesta 12€, pero en ningún momento nos lo pidieron, ni siquiera para coger la furgoneta.
Nuestra nueva compañera de viaje
Nos dimos una vuelta por los alrededores para intentar acostumbrarnos al cambio automático (un invento muy poco afortunado) y al gps (nos salvó la vida en más de una ocasión). Finalmente, volvimos a LAX y aparcamos y fuimos a recoger a las chicas. El reencuentro estuvo muy bien, como en las películas (estábamos en la meca del cine), y tras recoger sus equipajes, fuimos todos con la furgo en busca de nuestro siguiente alojamiento.

Nos alojamos en un albergue en el mismísimo Hollywood Blvd, justo enfrente del Teatro Kodak. Ahora bien, era una auténtica pocilga. A parte de que el tío no contaba con nosotros y nos costó un rato aclararnos, la habitación era muy pequeña para seis personas, olía mal (pero no mal en plan sin más, olía a mierda auténtica), estaba sucia, tenía un baño común a todo el pasillo y estaba lleno de roña. Sólo pasábamos allí dos noches, así que lo tomamos con filosofía y buen humor, además todavía teníamos el subidón del reencuentro. Dejamos las cosas allí, aparcamos la furgoneta en un parking cercano gratis, y salimos a dar un paseo por el bulevar de las estrellas. Era bastante tarde, había gente de ¿fiesta? por la calle, coches lowrider, hispanos en cuadrilla liándola... El paseo duró poco porque enseguida empezaron a cerrar los locales de alrededor, así que hacia las 2:00 volvimos a la poci... al albergue a intentar dormir algo. Teníamos dos camas grandes (una de ellas era un colchón con dudoso historial) y una litera. Hicimos un sorteo para ver quién dormía en cada sitio, y a Isis y a mí nos tocó la mejor de todas, aunque sólo para esta noche.

3 comentarios:

  1. Olía a tienda de animales: alpiste, meada de gato...pero lo pasamos muy bien y el reencuentro fue genial. Recuerdo que justo antes de veros estábamos comentado si sería difícil encontrarnos y de repente!! ahí estabais. Fue un subidón.

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  2. Vamos Eva, que seguro que en sitios peores has dormido. ¿Te acuerdas del Lago Baikal? Jajaja.

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  3. Sietini, el hostal daba asco hasta para ir a pincharte jaKo. Por cierto, que el Lago Baikal es uno de los mejores sitios en los que me he alojado nunca: eso sí que es un hostal real de juventud donde disfrutas de la compañía anfitriona y huésped. Por cierto, que el hostal de jolivud nos salió al final bastante barato porque le renegociamos el precio.

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