12 jun 2012

Día 9: Boston

Con un leve dolor de cabeza (y mucho menos dinero en los bolsillos) nos pusimos en marcha: ducha, lavado de dientes y a la calle. Al poco de salir tenemos que correr y, al girar una esquina, escondernos en un portal para huir de un tío muy chungo que quería hacernos algo malo. Mala experiencia para nuestra primera mañana en Boston.

La gente se lo pasa muy bien en el Boston Common, como se ve en la foto
El centro neurálgico de la ciudad es el Boston Common, un parque muy chulo (a apenas 10 minutos andando desde nuestra residencia), no tan grande como Central Park, pero con mucha vida: gente practicando mil deportes, barcas en el lago, niños bañándose en una charca, centros culturales... Al llegar, nos sentamos en un banco y vemos a unos chavales jugando al baseball, por primera vez en el viaje vemos que los grupos de gente son multirraciales.
No es el Ganges, es un parque público de Boston
Desde este parque sale el Freedom Trail, que es un circuito urbano marcado en el suelo, que va pasando por los monumentos y edificios de mayor interés cultural e histórico de la ciudad. Se puede contratar un guía y hacer una visita más detallada, o simplemente seguir una línea pintada en el suelo que te indica las paradas más importantes. Nosotros optamos por la segunda opción, así que fuimos siguiendo el camino a nuestro aire. Para un amante de la historia, Boston es una parada obligatoria, ya que fue un lugar clave en la independencia del país.

Otra vista del Boston Common
La ciudad es una pasada, nos quedamos sorprendidos con lo limpia, ordenada, segura y civilizada que es. Nos preguntamos si el hecho de ser la sede de una de las universidades más importantes del mundo (Harvard) y el centro de investigación más prestigioso (MIT) será causa o consecuencia de lo que vemos a nuestro alrededor. De alguna manera, ya sabíamos lo que nos depararía NYC antes de ir, pero Boston fue una auténtica revelación, y es que a cada paso que dábamos la ciudad nos gustaba más y más.

El río Charles divide la ciudad y en un día de verano como aquel 9 de julio, está lleno de barcos, veleros, piraguas y gente bañándose en las orillas. Nos quedamos con las ganas de dar una vuelta en piragua, pero los 35$ que costaba la hora eran demasiado para nuestros maltrechos bolsillos. De todas maneras, si alguna vez vais a Boston os recomiendo que lo hagáis, porque tenía pinta de ser una buena experiencia.

Otro punto clave de la ciudad es la calle Newbury. Se trata de una calle llena de animación y de actividad comercial. Desde tiendas de comics hasta restaurantes, pasando por tiendas de ropa y de, casi cualquier cosa. Además, muchos grupos de música de jóvenes locales salen a tocar, lo que hace que dé gusto pasear por allí. Llevábamos todo el día sin comer, por lo que paramos en un italiano y por fin comimos (aunque ya era bien entrada la tarde, de hecho el resto de clientes estaban cenando) en un restaurante sentados, con primer y segundo plato. Tras esto, seguimos hasta un parque público donde estuvimos tirado viendo gente pasar hasta que se hizo de noche. El cansancio de la noche anterior y de la pateada de hoy empezaba a sentirse, por lo que decidimos volver a la residencia y aprovechar para mirar internet y hablar con nuestras familias, novias, amigos y así...

Desde luego, la primera impresión de Boston fue inmejorable y los tres dijimos en algún momento que, de las ciudades que habíamos visto hasta entonces, aquella sería la primera de todas si tuviéramos que elegir una en la que vivir.

2 comentarios:

  1. Un tío que quería haceros algo malo?? Quién era? Rajoy??

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  2. Bueno, básicamente quería hacernos lo mismo que Rajoy: quitarnos la pasta!!

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