La celebración de la noche anterior hizo que nos despertásemos algo más tarde y con dolor de cabeza. Cuanto más conocemos el barrio del albergue, más parece China, es una pasada... Bueno, nuestro segundo día en NYC lo vamos a dedicar a ver el Southern Manhattan y el East Village, que es la parte sur-sureste de la isla de Manhattan (el día antes nos movimos sobre todo por Times Square - Midtown y el posterior veríamos el Uptown - Harlem).
Dibujo original de Will Eisner el Museo del Cómic. |
Nos bajamos del metro en Canal St. y comenzamos el día en Little Italy. Lo primero que hacemos es ir a desayunar y aquí tuvimos uno de nuestros primeros choques culturales: ¿qué desayuna un español medio a las 12:30 de un día de resaca? Está claro, ¿no? Un café y un bollo. Bueno, pues parece ser que esto resulta chocante en Little Italy (y eso que los italianos no son tan diferentes de nosotros), y se ríen de nosotros en la cafetería en la que preguntamos. Aunque cuando realmente se rieron de nosotros es cuando nos pasaron la cuenta de tres cafés (muy grandes, eso sí) y tres trozos de tarta (no muy buena, todo sea dicho): 47$. En este momento empezamos a plantearnos seriamente aplicar la austeridad a nuestro plan. Con el estómago lleno, estuvimos viendo la zona de Tribeca, un barrio tradicionalmente industrial que se está convirtiendo en una zona exclusiva. Basta ver las tiendas, galerías de arte y la lista de famosos que viven por ahí. Nuestro objetivo dentro de este barrio era el Museo del Cómic (Broadway con Houston), que no es fácil de encontrar porque es un piso de un bloque de edificios normal y corriente. Tuvimos mucha suerte porque había una exposición de Will Eisner (autor de The Spirit y El contrato con Dios, entre otras...), con dibujos originales suyos, así que estuvimos un buen rato mirándolos.
¿Dónde había visto yo esta estatua? |
A continuación bajamos hacia el sur, atravesando el SoHo y el World Trade Center. La verdad es que habría sido espectacular haber visto las torres gemelas, en cuyo lugar están levantando un rascacielos que, aún estando a medio construir, ya es más alto que la mayoría de los edificios de la ciudad. Muy cerca de aquí, ya casi en el extremo sur, se puede coger el ferry que lleva a Liberty Island, donde está la estatua. Hay que hacer un rato de cola y el viaje cuesta 13$ más lo que pagues por subir a la estatua. Nosotros únicamente fuimos a la isla y nos contentamos con ver la estatua por fuera. Es bastante impactante verla de cerca, aunque realmente yo tenía la sensación de que no era nada nuevo para mí, como si ya la hubiera visto. La isla es una zona de parque con césped con unas vistas espectaculares de Manhattan, pero muy llena de turistas, aunque no por ello dejo de aconsejar el viaje.
Donde se corta el bacalao |
Al volver al tierra (más) firme, fuimos al distrito financiero. Serían las 5 de la tarde o una cosa así y los ejecutivos iban saliendo del trabajo y se juntaban en bares de la zona a cenar o, simplemente, a emborracharse. Encontramos una plaza rodeada de rascacielos en donde nos sentamos a comer algo, y donde Chino intentó mostrar su hombría pidiendo lo más picante de la carta y añadiéndole aún más picante. Resultado: picores, toses, sudores y lo que no nos contó cuando fue al baño... Tras esto, continuamos por el distrito financiero rumbo a Wall Street y, al menos yo, sorprendido por lo bonito que es el barrio y la cantidad de gente que se ve. El edificio de la Bolsa es tal y como se ve en las noticias cada día, con su bandera inmensa de lado a lado y rodeado de gente con traje que, a día de hoy, igual son mendigos.
Nuestro plan era ir hacia el puente de Brooklyn y cruzarlo al atardecer. Creo que todo el mundo debería hacer esto mismo, fue uno de los momentos que mejor recuerdo. El puente en sí mismo es impactante, y las vistas de la ciudad desde ahí con el sol reflejando en los edificios son el sueño de todo fotógrafo. Un ingeniero disfrutaría leyendo los carteles que hay a lo largo del puente en los que explican cómo fue construido. Un sociólogo alucinaría con el cambio social y racial que se aprecia entre las dos orillas del río, y es que Brooklyn tiene un perfil socioeconómico más bajo que Manhattan, a pesar de que en los últimos años se esté convirtiendo en refugio de ciudadanos de clase media que no pueden pagar los alquileres de Manhattan. Según anochecía fuimos dando una vuelta por esta zona de Brooklyn, muy lejana a nuestro albergue (sólo el barrio tiene 2,5 millones de habitantes), camino del metro.
Espectacular atardecer de cemento y cristal |
Antes de ir al albergue compramos unas cervezas que llevamos con nosotros hasta la habitación. Desde luego, con semejante paliza de día, uno de los momentos más apacibles era por la noche, sentados en la cama echando unos tragos y comentando la jugada.
Me quedo con ganas de más fotos!
ResponderEliminarEstaría bien que intercalaras algún post solo con fotos o las subieras a Flickr o Google + y las enlazaras desde aquí. Lo del puente de Brooklyn me ha dado mucha envidia.