Hoy tocaba continuar la ruta en dirección noreste, hasta el estado de Utah. Hoy, al igual que ayer era un día en el que el propio trayecto era lo verdaderamente importante del viaje, más que la meta. Habíamos dormido todos de lujo, y tras desayunar en el hotel y comprar algo en un supermercado de Williams, nos montamos en la furgo y arrancamos en dirección al Gran Cañón.
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Everybody ¡Jump! |
Según a cuál de las múltiples entradas del parque te dirijas, habrá más o menos distancia. Con una longitud de más de 320 km, una profundidad de 1.600 m y una anchura media de 16 km, el Gran Cañón es un auténtico espectáculo para los sentidos. Ninguna foto que hayáis podido ver le hace justicia, puesto que la profundidad que se aprecia en directo, no hay cámara que pueda reflejar. Nosotros pagamos 80$ (un coche y seis personas) por el pase, que además incluía la entrada a otros parques naturales que íbamos a ver más adelante. Al llegar al recinto, hay que dejar el coche en un parking y coger alguno de los autobuses que circulan hasta el punto que se desee visitar, de esta manera se evita que vehículos particulares circulen por el parque, evitando tráfico, ruidos y contaminación. Nosotros fuimos hasta Bright Angel, que es un punto intermedio desde el cual se puede bajar caminando hasta el río, cosa que no hicimos al ver la distancia que había.
En ese momento nos dimos cuenta de lo bien que hubiese estado alquilar una cabaña junto al río (abajo del todo del cañón) y haber hecho noche allí, pero en aquel momento estaba todo cogido y además, no íbamos bien equipados para una travesía tan larga. De todas maneras, seguimos durante un buen rato el sendero hacia el fondo del agujero, hasta que empezó a llover y decidimos volver a subir a la superficie. Si algún lector está interesado en explorar el Gran Cañón a fondo, le recomiendo que haga una reserva en las cabañas que hay abajo del todo con mucho tiempo de antelación en esta página. Todos nos quedamos con la pena de no haber podido disfrutar más de esta maravilla de la naturaleza, ya fuese caminando hasta el río, o dando una vuelta en avioneta por el interior, pero la falta de previsión y el elevado precio resultaron determinantes.
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Imposible captar la profundidad |
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Llueve cuatro días al año... ¡Bingo! |
Volvimos a coger el bus hasta la furgo y allí nos hicimos unos bocadillos que nos comimos antes de reanudar la marcha. Unos 300 km separaban el Gran Cañón de Mexican Hat, el lugar donde teníamos previsto dormir, aunque entre medio íbamos a presenciar una de las vistas más increíbles de todo el viaje: el Monument Valley, ya en el estado de Utah. Todos lo habréis visto en innumerables películas del oeste (o Regreso al Futuro 3, cuando Marty aparece en el oeste por primera vez y le persiguen los indios) aunque el nombre no os diga nada. Se trata de un valle desértico dentro de la reserva de los navajo famoso por sus montañas/mesas/churros de color naranja. Mientras escuchábamos esta canción atravesamos con la furgo absolutamente solos las silenciosas e imponentes formaciones geológicas parando para hacerles fotos, ayudados por la luz del atardecer. Quizás éste fue el momento más mágico de todo el viaje, ese momento que recordaré toda mi vida y que me traerá paz en los malos momentos... Cuando te van a operar de algo, justo en el momento en el que te ponen la anestesia y estás a punto de dormirte, te dicen que pienses en algo relajante para evitar malos sueños. Bien, si algún día me operan de algo y me dicen eso, pensaré en esos instantes en medio del Monument Valley.
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Monument Valley... sin palabras. |
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Eva, capturando un recuerdo de por vida. |
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La tormenta del siglo se iba forjando |
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Esto es la paz, la tranquilidad y la libertad |
Tras varios parones para disfrutar del momento, llegamos a nuestro destino: Mexican Hat, un pequeño pueblo a orillas del río Colorado y muy cercano al Monument Valley. Todavía no sabíamos si encontraríamos algún lugar para dormir, puesto que no habíamos hecho ninguna reservar, pero tuvimos suerte y nos pudimos alojar en el Motel San Juan (nada más entrar al pueblo, girar a mano izquierda), muy guapo por cierto. La típica imagen de un motel que nos muestran las películas (sucio, sórdido, con un cadáver en la piscina) no se correspondía nada con éste, que estaba muy limpio y tenía un ambiente muy familiar. Estuvimos un rato sentados mirando el río, que pasaba frente a las puertas del motel, hasta que fuimos al bar a cenar algo. Mientras cenábamos, cayó la tormenta del siglo, y dimos gracias por haber encontrado el motel, porque el plan B era dormir en la furgo en medio del Monument Valley. El reparto de las habitaciones nos volvió a favorecer a Isis y a mí, que dormimos en una habitación solos, mientras que Fer, Eva, Miriam y Chino tuvieron que compartir otra.
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Podría ser la portada del último disco de Belle&Sebastian, ¿que no? |
Los dos últimos días habían sido increíbles. Los paisajes desérticos de Arizona y Utah, tan distintos a lo que estamos acostumbrados a ver, nos habían dejado sin palabras y nos habían cargado las pilas después de quince días pateando ciudades de arriba a abajo.
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Motel San Juan, en Mexican Hat. No lo dudéis. |
¡Qué guapas las foticos!¡Hazte un Flickr, aunque sea de cartulina!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho "la operación y el recuerdo".
Me flipa la portada de Belle & Sebastian.
ResponderEliminarPor cierto, que putada que no hayáis hecho el viaje hace unos años, antes de que operaran de la piedra esa del riñón, por lo del momento de paz y tal... :P
Con las pedazo de arañas y escorpiones que tiene que haber allí no sé si mola lo de la cabaña...
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